La imagen de pareja que más me conmueve es aquella, donde uno al lado del otro, caminan tomados de las manos. Sin aspavientos ni meloserías, sin demostraciones excesivas, en forma natural y espontánea, el uno y el otro, transmiten esa sensación de complicidad, de “cuenta conmigo”. No se miran a los ojos, no hay abrazos ni besos, solo la confabulación de caminar juntos. No obedece a un libreto predeterminado, no es una actuación postiza, solo en algún instante las manos se encuentran y se acompañan. Resonar en esa cogida de manos es de los momentos mas íntimos y gratificantes que puede construir una pareja. Los que hemos tenido la fortuna de contar con ese compañero o compañera con quien se cruzan nuestras manos, valoramos la magia de ese encuentro. ¡Tan sencillo, pero tan significativo!
Por eso me gustó tanto ver a Harry y Meghan caminar unidos, cogidos de las manos, en algún escenario por el que transitaron en el funeral de la abuela. Difícil interpretar su andar como postizo o actuado. Había verdadero acompañamiento porque a pesar de estar en público, con cámaras encima de ellos, la intimidad de los dos estaba presente. Las parejas cuando se encuentran en un verdadero amor, logran crear complicidades y lenguajes con un significado muy particular que no desaparece ante la multitud. Al lado estaban William y Kathy pero ellos andaban “sueltos”. En la escena, los dos hermanos, las dos esposas, pero pareciera que el presente no es igual para ambos matrimonios. Esperamos sí que William no siga el camino de sus ancestros repitiendo una infidelidad dolorosa y profunda. Para algunos medios hay reconciliación entre William y Harry por la manera como se comportaron en el larguísimo funeral. Sin embargo el tema de las diferencias entre las esposas no parece tan fácil de solucionar. Kathie y Meghan iban cada una en los extremos sin pisca de contacto entre ellas. La mampara eran William y Harry: ¡había que cumplir con el protocolo!
Tampoco se tomaron de la mano Carlos III y Camila. ¿Frialdad, distancia, costumbre? Pueden darse muchas interpretaciones y no tienen que ser negativas ni contrarias al amor. Pero si es gratificante encontrar que pese al transcurrir de los años, lo que se construye entre dos se expresa en la simplicidad de una cogida de manos: un encuentro totalmente natural. Otros que se observan caminando unidos por sus manos son Obama y Michelle. Hay complicidad, afecto e intimidad en su relación. Por el contrario Trump y Melisa aparecen distantes y ella soltándosele precisamente para no actuar un libreto y ser coherente con la realidad de su matrimonio.
Pero donde se observa definitivamente un cambio (e impacta) porque no fue siempre así es entre Felipe y Letizia. La frialdad es evidente. Las hijas aparecen entre ellos y de esa manera “sostienen” la imagen de familia bien avenida. Pero Letizia y Felipe al inicio de su relación caminaban tomados de las manos. Hoy, no existe “ni por equivocación” una imagen de contacto entre ellos. Sólo esperemos que Felipe no resulte “fiel hijo de su padre”. Los matrimonios tienen crisis, hay dificultades, pero eso no significa que el amor se acabe. Una cogida de mano es a veces tan reparadora y gratificante porque devuelve a la esencia del comienzo. Solos tu y yo sin libretos ni aspavientos.
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